Encontrar la paz mental es un estado de armonía con uno mismo y con el mundo, pero, ¿cómo lograr ese estado?
Quizás Buda nos haya dejado algunas pistas: “El pasado ya se fue, el futuro aún no está aquí. Solo hay un momento para que vivas, y ese es el momento presente.”
Este es el primer paso para lograr la paz interior: conectarnos con el aquí y ahora, abstraernos de lo que pasa alrededor y enfocarnos en unir cuerpo, mente y espíritu en el aquí y ahora.
Y eso solo se logra con la meditación, como una práctica saludable diaria. No podemos controlar el futuro más de lo que podemos cambiar el pasado. Solo puedes decidir ahora mismo cómo te sentirás. Y esa es la primera decisión que debes tomar para alcanzar la paz mental.
Es necesario ejercitar la tranquilidad mental, que está dentro de ti. No hay tranquilidad ni estabilidad en lo que te rodea, porque todo está en un estado constante de cambio.
Toma una decisión, porque lo que sucede alrededor no es tan importante, lo que sucede dentro de ti es lo esencial. Porque lo que importa no son las circunstancias, sino cómo reaccionamos ante ellas.
Cómo mantener la paz mental bajo cualquier circunstancia
Retira la atención de los estímulos externos y enfócate en ti mismo, en tu mundo interior y en las sensaciones de tu cuerpo. La relajación profunda te permitirá eliminar la ansiedad, la prisa, la ira, el resentimiento y la tensión corporal.
Para meditar deberás llevar tu atención plena a la respiración, inhalando y exhalando, manteniendo la misma frecuencia de tiempos.
Cualquier pensamiento que te invada mientras meditas, tómalo y suéltalo nuevamente, observa cómo llegan, se alejan y se disuelven. Se trata de ?ser? en el momento presente, solo conectado con tu respiración.
2 asanas para alcanzar la paz interior
Balasana
1. Sentado sobre la esterilla, separa las rodillas, mientras mantienes los dedos gordos de los pies tocando la parte posterior de la esterilla. Exhala y descansa tus glúteos sobre tus talones.
2. Siéntate derecho y alarga la columna.
3. Al exhalar, inclínate hacia adelante, dejando caer el torso entre los muslos y apoya la frente en la esterilla.
4. Mantén los brazos extendidos, con las palmas hacia abajo. Presiona ligeramente hacia atrás con las manos para mantener las nalgas en contacto con los talones. Estírate desde las caderas hasta las axilas. Para una relajación más profunda, lleva los brazos hacia atrás junto a los muslos con las palmas hacia arriba. Relaja completamente los codos.
5. Extiende tus hombros lejos de la columna, relajando la espalda baja. Permite que toda la tensión en tus hombros, brazos y cuello se libere con cada exhalación.
6. Mantén la mirada hacia adentro, con los ojos cerrados, y respira profundo pero suavemente.
7. Para salir de la asana, camina suavemente con las manos hacia las rodillas y coloca el torso en posición vertical sobre los talones.
Sukhasana
1. Siéntate en el borde de un zafu o cojín de meditación. Dobla las rodillas, colocando coloca cada pie debajo de la rodilla opuesta, y las manos sobre tus rodillas
2. Equilibra tu peso de manera uniforme, alinea tu cabeza, cuello y columna, y alarga tu columna hacia el cielo, pero relajando el cuello y hombros. Relaja tus pies, caderas y muslos.
3. Cierra los ojos y permanece hasta por dos minutos en esta postura o mientras dure tu práctica de meditación o pranayama.
Aislados, presos de nuestros hábitos y preocupaciones, esperamos que la paz mental fluya como si se tratara de una luz espiritual superior. Mientras tanto, nuestras mentes siguen atrapadas en conversaciones internas.
Es entonces, cuando a través de la meditación, podemos calmar la mente, porque el silencio apela al corazón, aislando tanto la intromisión de los asuntos exteriores como las incesantes voces que se agitan en nuestra paz interior.
Durante la práctica de yoga y meditación, nuestras mentes se alivian con una sensación de calma. Y de eso se trata finalmente la paz mental.
¡Namaste!