Miguel Rodriguez Rodriguez

A través de esta experiencia ahora me siento contenta, abierta, feliz en respirar. Durante estos días compartidos en la naturaleza, he sentido como mi ruido interno se ha ido sosegando y así permitirme relajarme, abrirme al entorno, al grupo, a mi. Momentos en los que me he sentido salvaje y fuerte, tierna y vulnerable, sutil, completa, bella, viva. Y el hecho de compartirlo en grupo me enriquece, aprendiendo los unos de los otros, escuchándonos, conociéndonos, encontrándome en cada uno. Dejándome abrazar por el bosque, salvaje y puro, de gran belleza, dejándome tocar por los elementos, sintiéndome hija de la tierra, y que todo es un milagro. Y al abrazar la naturaleza me abrazo a mi, a lo que soy, yo formo parte de eso, soy eso. Y es una sensación que me hace bien experimentar, sentirla en mi cuerpo, volverme a conectar, y recordar mi origen. Gracias Miguel por compartir tu sabiduría con tanto amor, sensibilidad y profundidad, es un regalo. Días después, esta sensación de conexión, pertenencia, presencia sigue en mi, meciéndome en cada paso.

"Inmersion en la naturaleza" ha sido para mi una experiencia de contacto con mi goce y vitalidad. Me siento como una niña, alegre y despierta, he vivido una sensacion de inmensa libertad. He recuperado el vínculo con la tierra, con los árboles, con el río. Me siento parte de la naturaleza. Miguel me ha acompañado con respeto y a redescubrirme. Gracias.

El taller de inmersión en la naturaleza me ha ayudado a reconectar con una parte de mí, más salvaje e intuitiva que tenía olvidada. Me he sentido feliz de este contacto con la naturaleza y poder compartirlo con el grupo. Además, Miguel es una persona muy especial y sabia y su visión de la vida ha abierto una puerta en mí, que seguiré explorando. Vendré a más talleres contigo Miguel, que ya te considero un amigo!

Me encanta vivir en el campo, caminar por la montaña, practicar la escalada, el surf, estar con los animales, y en la naturaleza! Cuando vi el taller Immersión en la Naturaleza en seguida sentí que quería estar allí. Una experiencia muy intensa y con mucha sensiblidad que me aportó valores como la sencillez, la igualdad, el respeto y la humildad. La sencillez de poder vivir y ser feliz con muy poco. La igualdad de verme con el otro pese a nuestras diferencias y sin juicios. El respeto por sentir la fuerza del bosque y de la vida. La humildad por darme cuenta de lo pequeño que soy frente a la grandeza de la naturaleza. Gracias a Miguel por crear estos espacios. Por su ternura, fuerza, capacidad de liderazgo, y cuidado.

A través de esta experiencia ahora me siento contenta, abierta, feliz en respirar. Durante estos días compartidos en la naturaleza, he sentido como mi ruido interno se ha ido sosegando y así permitirme relajarme, abrirme al entorno, al grupo, a mi. Momentos en los que me he sentido salvaje y fuerte, tierna y vulnerable, sutil, completa, bella, viva. Y el hecho de compartirlo en grupo me enriquece, aprendiendo los unos de los otros, escuchándonos, conociéndonos, encontrándome en cada uno. Dejándome abrazar por el bosque, salvaje y puro, de gran belleza, dejándome tocar por los elementos, sintiéndome hija de la tierra, y que todo es un milagro. Y al abrazar la naturaleza me abrazo a mi, a lo que soy, yo formo parte de eso, soy eso. Y es una sensación que me hace bien experimentar, sentirla en mi cuerpo, volverme a conectar, y recordar mi origen. Gracias Miguel por compartir tu sabiduría con tanto amor, sensibilidad y profundidad, es un regalo. Días después, esta sensación de conexión, pertenencia, presencia sigue en mi, meciéndome en cada paso.