La jornada transcurre pesada y gratificante. El trabajo es duro. Estamos construyendo yurtas, domos y lavabos dentro de la selva. Lo hacemos de un modo respetuoso con el entorno. Hemos hecho ese pacto de protección mutua con la selva.
Lógicamente cada vez que limpio un terreno de jungla, aparecen alacranes y arañas. Hace semanas pensaba en irme y buscar la comodidad cada día, ahora ando descalzo.
Nada me ataca, y todo veneno se convierte en medicina. Cada segundo tengo más energía. También el cuerpo se está transformando. Una fuerza sobrenatural me alimenta.
Todo es medicina en la selva, y también comida y materia prima. Anoche se cayó el cielo en forma de tormenta tropical, hoy caerán frutas que nos alimentarán y ramas de los árboles, que nos regalan vigas de dura madera exótica para la construcción de la eco aldea.
Seguramente si has llegado a esta altura del artículo te preguntarás quién soy, donde estoy y qué hago aquí exactamente.
Las respuestas las encontrarás en el siguiente artículo: LOS ABUELOS
Notas*:
0* En dirección a Xibalbá existía un cruce de caminos, uno de cada color en representación de los cuatro puntos cardinales:
El Camino Negro, en dirección al Oeste (“Chikin”)
El Camino Blanco en dirección al Norte (“Xaman”)
El Camino Rojo en dirección al Este (“Likin”)
El Camino Amarillo en dirección al Sur (“Nohol”)
El Camino Negro era el que llevaba directamente a la ciudad de Xibalbá.
1* Xibalbá es el inframundo, el mundo subterráneo regido por las divinidades de la enfermedad y la muerte: Hun-Camé y Vucub-Camé.
2* Mayas: fue una civilización mesoamericana desarrollada por los pueblos mayas, que destacó en América por su escritura jeroglífica, uno de los pocos sistemas de escritura plenamente desarrollados del continente americano precolombino, así como por su arte, arquitectura y sistemas de matemática, astronomía y ecología.
3* Temazcal: Un temazcal (del náhuatl temazcalli, “casa donde se suda”, de temaz, “sudor”, y calli, “casa”), tiene una forma semiesférica y suele estar semienterrado. Dentro se participa en una ceremonia de purificación en relación a los elementos, en la que se colocan una cantidad determinada de piedras volcánicas incandescentes en el centro, se las humedece y se cierra la puerta dejando a los asistentes al rededor, en la más absoluta obscuridad.