Contacto
-
Profesionales
- Directorio Espacios
- Promociona tu Retiro
- Promociona tu Espacio
- Alta organizador
Con esta edad los veranos se vuelven más calurosos. He escuchado que los sofocos de la menopausia en estos años son producidos por el «fuego» masculino interior que balancea nuestro sistema hormonal. Así, se fortalece nuestro animus o espíritu orientado a la acción. Un potencial liberado que ayuda a concretar muchos de nuestros anhelos.
Alrededor de los 42 años llega una crisis existencial. Para alumbrar lo verdadero que habita en mí, debo enfrentarme a mi cara más desconocida y oscura.
El personaje que he interpretado hasta ahora ya no me sirve. Comienza una etapa más acorde a mi esencia y, en mi caso particular, decido divorciarme y seguir mi camino en solitario. En lo que me transforme a partir de ahora marcará los años siguientes. Pasado el tiempo descubro mi faceta como ilustradora y me atrevo a reconocerme artista.
Además, hacerme mayor es una oportunidad para empoderarme: ahora soy más atrevida. Y eso es sexy. La energía de mi cuerpo declina y mi alma aflora.
Me preparo para un ciclo más espiritual. Debo iniciar un trabajo con el desapego y con el perdón. Meditar y cultivar la amistad son mis mayores aliados.
¿Qué impide mi libre caminar?