Instintiva y rápidamente asociamos descanso con vacaciones, y no estaría mal si realmente nuestras vacaciones fueran para descansar… pero en la gran mayoría de los casos no es así.
Tomando prestadas las palabras de José María Toro (de su libro DescanSer) .
Nos han secuestrado nuestro descanso, de forma sutil, confundiendo, tergiversando, manipulando nos hacen ver como DESCANSO a lo que no lo es. El descanso que nos venden, y que nosotros compramos, no es otra cosa que más actividad pero encubierta, más fuga de energía, una huida de nosotros mismos.
Se ha distorsionado el verdadero significado del DESCANSO, mediante la distorsión de significados, con una hábil y cuidadosa confusión conceptual.
Nuestra cultura no promueve ni facilita el descanso, si no la distracción, que no es lo mismo. Buscamos dis-traernos como antídoto para el cansancio, el agobio y el estrés, pero rara vez esas distracciones consiguen que nuestros cuerpo cansados, corazones tristes y mentes agobiadas sanen de forma verdadera; huimos inconscientemente de la curación que puede proporcionarnos un “auténtico descanso”.
No interesan personas descansadas sino “dis-traidas” es decir incapaces de “traerse a sí mismas”, de recobrarse y recuperarse del desgaste que genera el que hacer cotidiano.
Una persona dis-traida carece de atención y de la tensión necesaria para afectar nada de lo que hace. Por el contrario, una persona descansada tiene tal carga vibracional que repercute en todo aquello que hace y toca. Sólo las personas descansadas tienen la potencia precisa para transformar en luces las sombras y para templar una realidad fría e inhumana.
Descansar
No es cambiar de actividad sino el cese de actividad que no sea rehacernos y recuperarnos. El descanso debería ser un espacio y tiempo para descubrir la quietud y el sosiego. Es entregarnos al “bricolaje” de esa casa que es nuestro cuerpo y a cultivar el huerto de nuestra alma.
El descanso real siempre es un volver sobre uno mismo y recuperarse, es decir recuperar el Ser. Con el descanso construimos en nosotros una nueva consistencia interior que nos permite expresarnos, cohesionarnos e integrarnos. Nos devuelve luego al mundo con un nuevo talante y una renovada frescura.
Hoy, más que nunca, descansar es una necesidad impresionante y una urgencia de primer orden.
No se trata de negar la distracción, que también es muy importante y necesaria, si no darle cabida al verdadero descanso, donde el silencio, la introspección, la pausa, presencia y consciencia en el ahora y el “no hacer por hacer” sean las claves.