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Si nos paramos observar el presente, sea lo que sea que observemos, bien sea un objeto interno – como por ejemplo la respiración – o un objeto externo – como por ejemplo las estrellas -, tarde o temprano caeremos en la cuenta de que todo es cíclico.
Muchas veces oímos hablar del silencio y la meditación sin tener en cuenta la poderosa herramienta que son. Si nos unimos al fluir natural de la existencia, conectaremos con la necesidad de salir a la vida y afrontar sus retos como humanos para crecer, al mismo tiempo que se despierta un anhelo de entrar dentro de nosotros mismos para simplemente “estar con nosotros”.
Hoy en día, el ritmo frenético que se ha adueñado de nuestro devenir, dificulta la posibilidad de encontrar esos momentos de introspección donde el “hacer” es sustituido por el “Ser”. Incluso cuando vamos de vacaciones nos lanzamos de una actividad tras otra, avivados por una mente deseosa de vivir en el pasado o en el futuro, lo que dificulta en exceso la posibilidad de sentir lo que ya somos en el presente.
No son un milagro. Aunque mucha gente accede a ellos esperando que sean la panacea que resuelva todos sus problemas al observar el presente, los que tienen como hábito retirarse saben que el camino interior no tiene meta y que la espiral de la vida no cesa. Pero cuando se ha intuido, rozado, vislumbrado, acariciado lo inefable, lo infinito, lo omnipresente…
Cuando se ha sentido, aunque haya sido únicamente durante una milésima de segundo, la certeza de que hay algo más allá, se abre una grieta en la oscuridad que es sólo cuestión de tiempo que se vaya agrandando si dejamos que las cosas sigan su curso natural. Mantenerla cerrada nos costará un esfuerzo tal que acabará con nuestra energía.
Luces y sombras de quien realmente eres y de quien crees que eres. Fantasmas y ángeles de la guarda.
El viaje heroico de todo individuo en el que ha de conocerse a sí mismo en profundidad, sin ilusión ni engaños, sin rechazar ni apegarse a nada.
Además de proporcionar el escenario idóneo para que pueda darse la conexión entre quien tú crees que eres y lo que realmente eres, los retiros son una llamada a la que acude un grupo. Aunque el viaje es en solitario, la energía que se produce al reunirse varias personas con el mismo propósito a través del silencio y la meditación.
Los retiros son, han sido y serán, la opción de quien no se quiere perder en lo superfluo y apuesta por lo que siempre está.