Vivimos en una sociedad que fomenta absolutamente lo mental, donde las emociones cuentan poco o nada y donde la competitividad, lo material, las mentiras y la falta de amabilidad sincera está omnipresente.
Desde que nacemos, somos bombardead@s por cientos y cientos de códigos mentales sobre cómo debemos actuar en nuestra vida (vistiendo, hablando, comiendo, relacionándonos, trabajando y por supuesto influyen en "nuestr@s" valores sobre la vida, algo que nos hace cortocircuitarnos constantemente y nos hace parecer a nosotr@s mism@s como personas inseguras, paranoicas, temerosas, debido a este constante choque inconsciente entre lo heredado y nuestra esencia.
Estoy convencido que uno de los mejores momentos de nuestra vida es cuando conseguimos salir de esta ceguera, bien por nosor@s mism@s, o por el ejemplo o palabras de otra persona que nos hace por primera vez, comenzar a darnos cuenta de acciones que hacemos que nos desagradan profundamente y ¡por fin nos damos cuenta!
Este día es un gran día a celebrar, pero no deja de ser una puntita de iceberg de cientos y cientos de códigos mentales que arrastramos y que constantemente nos hacen actuar de forma "impulsiva" y que hacer que nos enfademos con nosotr@s mism@s y nos digamos, ¿por qué he actuad así, si no quería?
Para empezar a acabar con esto, en mi experiencia, hace falta dedicarnos mucho, muchísimo tiempo, convertirnos en nuestra prioridad absoluta para comenzar una nueva vida, mucho más consciente y acorde con lo que nuestro corazón, alma, esencia, como quieras llamarlo, nos grita constantemente.
Si ya estamos en ese punto, comenzaremos a ver otras posibilidades, otra forma de vivir, buscaremos personas afines y nos plantearemos buscar ayuda, en una terapia individual o en talleres grupales.
Estos están muy bien, pues son espacios para la observación, para hacer una pausa desde un ambiente muy diferente a lo que solemos encontrar en las calles en nuestro día a día.
Estos talleres o terapias, suelen durar desde una hora hasta un día o fin de semana completo y suelen ser en espacios cerrados, en la ciudad.
Creo que el siguiente salto de calidad en este trabajo es hacer un retiro de varios días en la naturaleza, pues, lógicamente, cuanto más tiempo estemos en estos espacios más calidad le daremos a este trabajo y está un añadido muy importante, la naturaleza.
Los seres humanos necesitamos indudablemente para la vida el oxígeno, el sol, el agua, el contacto con la naturaleza y no cabe duda que estando en estos entornos nuestra sensiblidad, creatividad, tranquilidad, juego, capacidad de ser afectuos@s, aflora con mucha más facilidad en un entorno natural que entre el cemento de la ciudad.
Me parece que retirarnos hacia la naturaleza para observarnos es algo imprescindible para recobrar el contacto con nosotr@s mism@s y si además lo hacemos en compañía de personas que estamos en lo mismo, con ganas de ayudarnos, de apoyarnos, de crecer junt@s, me parece una de las mejores medicinas posibles.
En estos espacios, podemos llenarnos de herramientas para ir aplicándolas en nuestro día a día, el gran salto de calidad a la hora de darnos cuenta de quienes somos y no olvidarnos nunca más.
No me cabe duda de que el siguiente y último paso, sería vivir de esta manera de forma permanente, en la naturaleza y en una comunidad que apoya y apoyamos, hacia allí va mi sueño y mi mensaje.
Muchas gracias por leerme si has llegado hasta aquí y ojalá cada día nos demos más cuenta de quienes somos, porque, no olvidemos por favor, que tenemos, la capacidad de Amar y Reír.