Los Retiros, algo para agradecer de nuestros tiempos

Solo cuando llega el momento en el que te cansas de vivir y sufrir por intentar que el mundo sea distinto, que tus relaciones fluyan, que tu trabajo te realice, etc? Es cuando en nosotros se empieza a ablandar este ego orgulloso que no necesita ayuda de nadie y menos aun espiritual dando lugar a una voluntad inherente deseosa de esencia, de genuinidad, de vida, de realidad.

No siempre es necesario sufrir para desear vivir la plenitud del ser, pero es lo más común, las ilusiones y artimañas que el ego nos vende son casi infinitas y casi siempre nos dejamos convencer por ellas.

Aun así, nos queda margen para ahondar y habitar en el Ser, en la navidad interior, en la presencia que todo lo sana, y en el misterio que nos da la vida. Ya sabemos que se precisa de buena voluntad, es decir de predisposición para ello.

Si además de la predisposición generamos un ambiente propenso a ello, la posibilidad de éxito está más que garantizada, no en el sentido de que te ilumines, pero sí que accederás a estado donde te conocerás y podrás saborear la magia de tu esencia, lo suficientemente como para desearlo más y que esta voluntad y deseo te acompañen en tu vida cotidiana.

Los retiros nos ofrecen este ambiente, desde el lugar, la naturaleza, personas en las que las conversaciones irán dirigidas hacia la conciencia, las actividades, la comida? Imagínate unos días en los que todas las horas están dedicadas al ser, al corazón, al sentir a la verdad?

A pesar de todas las cosas difíciles que ocurren en el mundo, tenemos muchas otras que agradecer y la existencia de retiros es una de ellas. El hecho de retirarse un par de días, mirar tu vida desde una perspectiva más amplia, aprender nuevos conceptos, hábitos y recursos para tu día a día, compartir con otras personas afines a ti, llorar y reír en medio del bosque y dormir bajo las estrellas después de compartir un fuego purificador.

Tenemos mucha suerte de poder gozar de los retiros espirituales en los que se hace más fácil despertar la llama de la conciencia en nosotros conectando con la fuerza del agradecimiento más esencial del que disponemos.

Namaste!