Retirarse para encontrar, y muchas otras razones por las cuales se debería hacer un retiro. Dar un paso atrás, respirar profundamente y dejar lo cotidiano para sumergirse en lo extra-ordinario.
En general, estamos cansados. ¿De qué? En mi
opinión, en gran medida, de nosotr@s mism@s. Creemos que es del trabajo,
de la rutina, de las circunstancias… pero en el fondo no es de todo
eso, sino de la manera en la que lo gestionamos.
Cansados de jugar
un papel que en ocasiones no reconocemos como nuestr@, de tratar de dar
lo mejor de nosotr@s mism@s en la vida y sentir que de alguna forma,
nunca es suficiente. Cansados de no entender, de sostener, de hacernos
l@s fuertes, de fingir, de dar la talla, de no poder, de no creer, de
desconfiar, de defendernos, de sufrir, de no poder sentir…
Aunque estamos tod@s hech@s con los mismos ingredientes, la alquimia hace que tod@s seamos únicos en nuestras mezclas.
Un@s tienen exceso de fe, otr@s de escepticismo
Para
otr@s existe una sensación de vacío y sinsentido mientras se tumban en
el sofá y se preguntan ¿para qué? Mientras que otr@s llenan su vida de
una actividad frenética orientada a conseguir logros laborales y de
éxito.
L@s hay que no tienen autoestima, pero también l@s que pecan de arrogancia.
Quienes no son capaces de sentir más que la fuerza y quienes sólo pueden sostener la ternura.
L@s
que usan la mente como reina olvidándose del cuerpo y los
sentimientos, a la par que otr@s sólo sienten y no le hacen caso a su
sentido común.
¡Qué difícil es encontrar el equilibrio! Ese arte
del equilibrista en la cuerda floja, que es capaz de vivir en la delgada
línea de la vida sin dejarse arrastrar por los extremos, sabiendo que
la cuerda, nunca estará perfectamente equilibrada, es el propio vaivén
el que hace posible el equilibrio y, este equilibrio, solo se trata de retirarse para encontrar.
En
la sociedad en la que vivimos se da una importancia sublime a los
logros externos, pero no se reconocen de la misma manera los internos.
Cada vez hay más gente dependiente de ansiolíticos, antidepresivos,
muertes por razones del corazón, el gran olvidado. Pero parece que no
queremos prestar atención a esos síntomas y preferimos mantener la
máquina a toda marcha.
Cuando decidimos retirarnos, hay una voz interna que desde algún sitio olvidado susurra… “¿Qué es eso?” . Y entran ganas de investigar, de buscar, de experimentar algo diferente a lo que vivimos todos los días.
Nos hemos olvidado de quiénes somos.
No sólo a nivel espiritual, sino también a nivel instintivo. Nos hemos
desconectado no sólo de nuestra esencia, sino también de nuestro cuerpo.
Utilizamos el cuerpo como una máquina de la que hay que sacar el mayor
rendimiento, sin pararnos a sentirlo, a escucharlo, a conocerlo
realmente.
Creamos una imagen mental de quiénes somos y dedicamos
nuestra vida a rendir pleitesía a esa idea olvidándonos de la realidad
de nuestros sentimientos.
Retirarse y encontrar estos cambios,
concretamente si se trata de un retiro de meditación corporal no sólo
trabajamos con la desconexión con lo de fuera, trabajamos con la
conexión profunda con lo de dentro desde el cuerpo. De dentro a fuera,
sintiendo los movimientos, las tensiones, la respiración.
Y
tratamos de encontrar ese equilibrio entre lo que siento, lo que pienso,
lo que digo y lo que hago, basando el autoconocimiento en lo que somos a
nivel instintivo y biológico, para desde ahí ir recorriendo los secretos del corazón y de la mente.
Un
oportunidad para autodescubrirte desde otro lugar; para encontrar
partes de ti olvidadas pero siempre presentes que te ayudarán a
gestionar mejor tu día a día.