Comienza el traslado al “Life Camp”
Nos encontraremos por la mañana en vuestro hotel para comenzar el traslado. Siempre hay que hacerlo con luz diurna. Si alguien quiere comprar algo especial de alimentación o alguna cosa que haya olvidado, podemos parar en un supermercado en el camino de salida de la ciudad. En el Life Camp está todo incluido, salvo refrescos y bebidas alcohólicas.
Llegaremos a nuestro destino para el almuerzo. Una vez distribuidas las habitaciones, nos daremos un buen paseo para que conozcáis el lugar, contaros curiosidades y las precauciones que debemos tener en esas selvas.
El Camp
Está localizado en una península elevada, a orillas de la bahía de Paroá, en el río Manacapurú, entre las cuencas de los ríos Amazonas y Negro.
El río Manacapurú hereda del río Negro las muchas islas deshabitadas que lo jalonan y sus magníficos paisajes que se reflejan en sus aguas oscuras Y del río Amazonas adquiere la presencia de una fauna rica y diversificada, pero no sus innumerables mosquitos. Estamos, por tanto, en un ecosistema privilegiado.
Construido en un terreno de más de 10.000 m2, entre grandes castañeras y palmeras diversas, su arquitectura simple y tradicional se integra en un entorno de gran belleza escénica. Las 18 habitaciones destinadas a los viajeros están distribuidas en 6 casas de madera, elevadas del suelo sobre palafitos. Los baños (14) son externos y están vinculados a las habitaciones por senderos firmes.
La esencia de la construcción del Life Camp es la autenticidad y sencillez, lo que le permite adaptarse a los cambios que se producen en estas latitudes. Exento de lujo, ha sido construido con materiales rústicos de la región, para ser eficaz y de bajo consumo.
Las habitaciones tienen ventanas tejidas con hojas de palmera, camas con mosquiteros, luz suave y un ventilador como única modernidad.
El agua es potable y surge de dos pozos de 45 metros de profundidad que le otorgan una excelente pureza. Recibe luz eléctrica de la red pública rural y cuenta con generadores para suplir los cortes de suministro que suelen producirse. Hay wifi en toda la zona central del Camp.
Nuestro equipo está formado por dos guías locales que conocen aquello como la palma de sus manos, un coordinador bilingüe, las mujeres de la cocina -eficaces y generosas- y las activas chicas de la limpieza y el lavado de ropa.
Nuestros menús son platos de la sabrosa culinaria regional, frutos de la tierra, postres deliciosos, zumos naturales, variadas infusiones y plantas medicinales con las que se preparan bebidas frías. Todo incluido.
Las actividades
En los días siguientes realizaremos actividades de observación -acuáticas y terrestres-. Las primeras en canoas a remo y en botes motorizados, y las actividades terrestres a pie. Las salidas son de aproximadamente 2 a 3 horas de duración.
- Isla de los Tótems. Se trata de antiguos árboles muertos que permanecen de pie desde hace siglos y pasan la mitad del año bajo el agua. Buitres, cormoranes, garzas, halcones… se posan en sus ramas secas.
- Isla de los papagayos. Es el dormitorio de estas aves desde hace mucho tiempo. Cada tarde, siempre a la misma hora, llegan innumerables bandos de papagayos y cotorras para dormir, y salen al amanecer. El jolgorio es tal que no se oye otra cosa y el olor a plumas… intenso.
- Archipiélago del Arroz. Es un grupo de islas -algunas aparecen solo durante el verano de aguas bajas-, la mayoría deshabitadas. En la copa de los árboles bajos es posible ver al hoatzin, un ave grande y colorida de cabeza crestada que come hojas (‘el rumiante de las aves’). En esas aguas nada también el manatí (mamífero acuático de 200 o más kilos de la familia de los sirénidos).
- La casa de la artesana. En una de las islas del Arroz vive una artesana local que hace animales con maderas que encuentra en el suelo de la selva. Sus piezas se exponen en galerías de arte en Manacapurú y Manaos. Es una señora de la selva, muy amable. Sus hijos aprenden a su lado.
- La Punta del Pilao y la pesca de pirañas negras. Nos instalamos en el extremo de una isla localizada frente al canal central del archipiélago del Arroz, desde donde se pueden pescar pirañas negras, la mayor de la especie (hasta 1 kg de peso).
- La isla del atardecer. Desde ella se contempla una enorme panorámica de cielos mágicos envueltos en atardeceres muy fotogénicos y a los delfines persiguiendo cardúmenes de varias especies que cruzan el río en ese lugar.
- El arroyo Mirín. De aguas limpias y frescas, estrecho y sinuoso en verano, rodeado de selvas densas, este arroyo es buen lugar para encontrar tucanes, monos, nutrias, halcones, oropéndolas, iguanas, mariposas…
- El bosque de los Arabás. Es un lugar misterioso de árboles de troncos irregulares, fuertes y altos, que se extiende a lo largo de las costas bajas de la bahía de Paroá y crea perfectos ecosistemas mixtos, ya que pasa la mitad del año debajo de hasta 6 metros de agua.
- Pesca nocturna con arpón. A pie y en un arroyo cercano, contemplaremos cómo se realiza la pesca nocturna con arpón. El pez que reina entre todos es la traira, un carnívoro de cuerpo liso que puede pesar hasta 4 kg, con fuertes y agresivos dientes. Es un pez que vive en la sombra, escondido. Una pesca de atención y habilidad.
- Búsqueda nocturna de caimanes. En las orillas cercanas que no reciben la luz directa de la luna, con linternas, descubriremos decenas de ojos brillantes. Un ejercicio de atención muy sorprendente.
- Visita a una comunidad rural. Esta comunidad vive principalmente de los frutos de la palmera de açaí, uno de los más sabrosos de la selva amazónica. Si en esa estación hubiera frutos, podemos ver la habilidad de los jóvenes para subir a buscarlo a más de 20 metros del suelo, y degustarlo después. Es un alimento cada vez más popular en todo el mundo por su propiedades antioxidantes.
- En canoas a remo al amanecer. Después de un cafezinho, saldremos con las luces del amanecer para ver nacer el sol y los primeros vuelos de las aves pescadoras. Volveremos para tomar un desayuno completo.
- Pesca con red tradicional. En estas aguas es posible capturar un pirarucú, el mayor pez de escamas del mundo. Llegan a los 200 kg. Es posible atrapar un ejemplar de 20 kg, maravillosa y sabrosa aventura.
- Sendero de la abuela. Lo hemos llamado así porque en uno de sus recodos está caída la más antigua castañera de la plantación del Camp, un corpachón de más de 200 años tumbado por una fuerte tormenta. Este sendero en la selva es de unos 2 kilómetros, sale desde el Camp y llega a la playa, donde suele haber garzas y cormoranes. Caminaremos entre mariposas, lianas, palmeras, flores, monos e insectos miméticos. Cruzaremos también una plantación de árboles de cupuaçu, un primo del cacao, fruto delicioso (que probaremos).
- Sendero de la costa. En esta zona vive, durante el invierno amazónico, una familia de nutrias gigantes: mamíferos acuáticos bellísimos y espectaculares. Además, desde este sendero apreciaremos el río y varias islas y, desde el silencio, veremos pasar diversos habitantes alados o de 4 patas.
- Sendero grande. Cruzaremos la zona de selva inundada, sin agua en este periodo, y llegamos al bosque central para caminar entre árboles de más de 30 metros, donde viven monos aulladores, ciervos, jabalíes, osos hormigueros, tapires…
- Noche en la selva. Esta actividad consiste en dormir en hamacas en el medio del bosque, desde donde se disfruta el sonido envolvente de aquellos seres que van callando sus vocalizaciones diurnas y comienzan a llegar las nocturnas. Es el ‘cambio de guardia’ en la selva, una experiencia inolvidable. Es posible sentir el paso de un bando de monos en las ramas altas de los árboles que nos rodean.
- Salidas para recoger plantas medicinales y frutos de temporada. Las cortezas y hojas de árboles y plantas menores de la selva son la mayor farmacia natural del planeta, muchas aún por descubrir.
- Practica de tiro con arco y con cerbatana. Son las armas tradicionales y milenarias de los pueblos de la selva, precisas y silenciosas.
- Espacio creativo. Allí practicaremos la creatividad construyendo animales fantásticos con ramas, hojas, semillas, frutos, recogidos en los senderos de la selva.
- Visita a la reserva Piraña (en el viaje de 9 días). Localizada a unos 40 km fluviales del Camp, es una zona lacustre donde está localizada la mayor población de caimanes negros de Amazonia central, el mayor reptil de esas aguas. Es un lugar fantástico para observar aves pescadoras y donde se pescan las abundantes pirañas rojas, la especie más voraz y popular.
Localización