¿Meditación espiritual? Sí, porque no todos los tipos de meditación pueden considerarse espirituales. Por eso, hoy profundizaremos en cómo meditar espiritualmente. Y te acercaremos una práctica para principiantes, para que puedas comenzar hoy mismo.
Porque en esencia, la meditación espiritual es la práctica consciente de la conexión con algo que es más grande, más vasto y más profundo que el yo individual.
Puede parecer paradójico, pero el camino hacia esa conexión pasa por una autorreflexión honesta. Si bien existen muchas técnicas de meditación que buscan aumentar la conciencia espiritual, todas requieren una actitud de integridad y autenticidad, cuando nos miramos a nosotros mismos y cómo vemos el mundo.
Las diferentes religiones practican la meditación de diferentes maneras. La práctica consciente no se limita a ninguna fe o religión en particular, cualquier persona puede seguir una meditación espiritual guiada.
Las bendiciones de la meditación espiritual tienen un efecto dominó: a medida que aumenta nuestra conciencia y confianza espiritual, también aumentan nuestro deseo y capacidad de beneficiar a los demás.
Pero no haremos promesas en vano. El viaje hacia la conciencia espiritual a través de la meditación lleva tiempo. El progreso definitivamente no se logra de la noche a la mañana, y se necesita mucha disciplina y práctica para lograr la realización espiritual.
Sin embargo los beneficios a largo plazo son incomparables. Para aquellos cuya vida espiritual es importante para ellos, no hay esfuerzo más digno. Y definitivamente vale la pena.
Cómo comenzar a meditar espiritualmente
La conciencia espiritual comienza con ser honestos y amables, y con nuestro compromiso de convertirnos en el mejor ser humano que podamos ser.
El primer paso es realmente conocerte a ti mismo. Con la meditación espiritual, reconocer y aceptar quién eres, es el primer paso para realmente hacerte amigo de ti mismo.
La compasión incondicional por nosotros mismos es lo que conduce naturalmente a la compasión incondicional por los demás. Aceptar quiénes somos nos permite aceptar a los demás como son:
1. Libera cualquier rencor que hayas estado guardando
Puede ser extremadamente difícil perdonar a alguien que te ha lastimado, pero a medida establezcas tu práctica de meditación espiritual, te darás cuenta de que aferrarse al rencor solo causa más dolor.
Enfoca tus aspiraciones espirituales en los demás
La verdadera espiritualidad se enfoca en beneficiar a los demás, pero para hacer esto, primero debemos comenzar con nosotros mismos. Mirando nuestras propias mentes, aprendemos a aceptar quiénes somos con ternura y benevolencia. Entonces podemos extender esta ternura y benevolencia a los demás.
Trae la atención plena a tu fe
Al incorporar la atención plena en tu práctica espiritual, permaneces abierto a la conexión y las bendiciones del momento presente. Tu fe te sostiene en el aquí y ahora, y tu atención plena sustenta tu fe.
Abre tu mente a nuevas posibilidades
La meditación espiritual guiada puede abrirnos a la verdad de nuestra interconexión y ayudarnos a relativizar nuestra importancia individual. Hay una gran libertad al aceptar que somos solo una parte pequeña pero necesaria del panorama general, sólo un grano de arena en el espacio cósmico.
Sé Auténtico
Abrazar la autenticidad es ser honesto, transparente y lleno de integridad. La claridad y la apertura que fomenta la práctica de la meditación espiritual son preciosos aliados en el camino hacia la verdadera autenticidad.
Guía para saber cómo meditar espiritualmente
Para realizar esta meditación espiritual para principiantes, comienza con 5 o 10 minutos por la mañana o tarde, y luego aumenta gradualmente hasta 30 minutos o incluso una hora, si puedes.
A medida que la mente se calma, se revela un aspecto más profundo de ti mismo: la conciencia pura. Observar tu respiración es una forma poderosa de amarte a ti mismo, que abre la puerta para experimentar la conciencia más profunda que hay en tu interior y facilita toda sanación.
Al permanecer en esta meditación espiritual, la mente se ralentiza aún más y comenzamos a experimentar un lugar de amorosa intimidad con nosotros mismos, de quietud y paz.
- Siéntate cómodamente en un lugar tranquilo donde nadie te moleste.
- Cierra tus ojos y tómate el tiempo para ajustar tu cuerpo en una postura completamente cómoda.
- Ahora, presta atención a tu respiración, siempre inhalando y exhalando por la nariz, sin intentar cambiarla de ninguna manera. Al cabo de algunos minutos, notarás que tu respiración cambia por sí sola, quizás volviéndose más profunda y más lenta.
- Si notas que tus pensamientos se desvían durante la meditación espiritual, vuelve la atención a tu respiración. Observa el aire entrar en tus pulmones y lo relajante que es dejarlo salir. Simplemente, respira. A medida que inhalas y notes que bien se siente, te experimentas sin esfuerzo y conscientemente como Fuerza de Vida.
- Si notas una sensación de tensión, de querer que suceda algo, déjalo ir y vuelve a tu respiración. Húndete por dentro, permaneciendo quieto, abierto y consciente en silencio.
¡Namaste!